La Arteritis de Takayasu es una vasculitis sistémica crónica, granulomatosa, de grandes vasos. Se caracteriza por la inflamación crónica de la arteria aorta (cuya función es llevar la sangre oxigenada del corazón a todos los órganos) y sus ramas principales, causando estrechamientos y dilataciones de las arterias afectadas o debilitamiento de su pared.
La arteritis de Takayasu es todo un reto, principalmente debido a la dificultad en el diagnóstico temprano y la evaluación de la actividad real de la enfermedad, dado que no existen pruebas de laboratorio, biomarcadores o autoanticuerpos de diagnóstico específicos. Muchos pacientes experimentan un retraso considerable en el diagnóstico, dado que puede haber discrepancias entre la inflamación sistémica y la de la pared vascular. Utilizar únicamente las respuestas de fase aguda no es fiable para evaluar la actividad de la enfermedad.
Tiene una distribución mundial, con una incidencia anual que se estima varía desde 0.3 hasta 40 por millón, situándose la mayor prevalencia en Asia, especialmente en Japón, donde se estima que cada año se producen 150 casos nuevos. La prevalencia también es alta en Oriente Próximo, África y América Central y del Sur, siendo poco frecuente en Europa y Norteamérica.
Es más frecuente en mujeres y suele aparecer en la segunda o tercera década de la vida, aunque no es infrecuente que en pacientes europeos aparezca alrededor de los 40 años. También se han descrito numerosos casos en edad infantil. Se trata de la tercera causa de vasculitis en edad pediátrica, tras la púrpura de SchönleinHenoch y la enfermedad de Kawasaki.