El tratamiento de la arteritis de Takayasu es complejo por las dificultades en la evaluación de la actividad de la enfermedad.
La terapia inicial con corticoesteroides junto con algún fármaco ahorrador de corticoides, por lo general, inmunosupresores, consigue la remisión de aproximadamente un 80% de los pacientes, mientras que, para el resto, se precisa terapia biológica. Aun así, hasta el 50% de los casos, precisa de dilataciones de los vasos estrechados o cirugía derivativa. Estos procedimientos deben realizarse, siempre que sea posible, durante las fases de inactividad de la enfermedad y en centros con experiencia.
El control y manejo a largo plazo son complejos por la tendencia de la enfermedad a recurrir, por las complicaciones secundarias al tratamiento inmunodepresor y porque, en ocasiones, las estenosis vasculares progresan a pesar del tratamiento.